Hablar del federalismo mexicano es hablar de una tradición que de origen se basa en el centralismo y en el reparto de recursos desde la federación hacia las entidades. Salvo algunas excepciones, todavía en el siglo XX nuestro país conservaba -territorios-, es decir, entidades que no tuvieron un origen lineal de construcción social desde las ciudades-Estado hasta los estados federados.
Recordemos que los estados de las penínsulas o algunos del centro-occidente recibieron una personalidad territorial tras separarse de entidades que sí cuentan con una historia propia y que bien vale preguntar qué utilidad genera el que esos territorios se hayan separado o qué están consiguiendo manteniéndose -soberanos-.
El caso es, siendo ese el legado de nuestro federalismo, la competencia entre los territorios recién empieza a vislumbrarse como un mecanismo para generar riqueza, y en lo posible, materializarla en prosperidad para sus habitantes. Lo anterior, sin dejar de mencionar que un elemento fundamental en esta discusión es el pacto fiscal que condiciona el reparto de los recursos entre la federación.
Sí, ciertamente bajo la bandera de Movimiento Ciudadano, los gobiernos de Jalisco y Nuevo León han establecido un eje de trabajo, de coordinación política y de competencia efectiva que seguramente tiene lugar, primeramente, entre los titulares del mismo partido. No obstante, esa relación no figuraba en la era del partido hegemónico ni en la etapa de transición democrática.
El diseño del federalismo mexicano, especialmente en el tema fiscal, les resultaba cómodo a las entidades e incluso, aplicando los principios vigentes, las entidades menos productivas conservan incentivos para permanecer igual de pasivas ante la promoción del desarrollo. Esa inercia es la que parece estar siendo superada por este par de estados que están apostando por una mejor autonomía administrativa y económica de lo que les permite el gobierno federal. Mientras, en la agenda pública, están promoviendo discutir la inequidad del tema fiscal como una bandera para el posicionamiento político-mediático de sus figuras.

Samuel García y Enrique Alfaro, cada uno a su manera, están trazando una dinámica en la que deberían insertarse los estados para realmente emanciparse del poder central y lo que éste pueda o no proveerles. Por mencionar algunos matices, Nuevo León intentará captar más de $20 mil millones en inversión extranjera directa, siendo que en 2023 pudiera ya acumular $10 mil millones. Queriendo aprovechar las ventajas de atraer para sí el nearshoring, lo regiomontanos intentan explotar la vecindad geográfica que tienen con el mercado de los Estados Unidos. Además, en el plano político, el posicionamiento del presidente municipal de Monterrey y heredero de un legado que ojalá pueda/quiera asumir, Luis Donaldo Colosio Riojas, está avanzando gracias a su administración diligente y discreta sobre la cual podemos dar por cierto el respaldo de la sociedad neoleonesa, siendo que los convencieron con el discurso de la -vieja política-.
Por otro lado, en Jalisco, existe una firme apuesta por la obra pública ($20-$30 mil millones promedio por año), y ojo con esto, no sólo como programa de modernización e infraestructura, sino como detonante de inversión muy en contraste con las modificación a la ley federal y lo que será la contratación con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SCT). Las licitaciones estatales y municipales en Jalisco mantienen ese incentivo de la certeza legal, la equidad los procesos y la rentabilidad de la construcción para sumarse a procesos de asignación que también apuntan a generar un valor agregado al público.
Si enfatizamos el ambiente de ilegalidad que proviene del gobierno federal, provocando incertidumbre (por no decir temor) de invertirle al país a sabiendas de la discrecionalidad y voluntarismo de la administración de López Obrador, encontraremos un marco más amplio sobre el cual insertar proyectos como la Línea 4 del tren ligero, la presa el Zapotillo, la renovación de vías de comunicación al interior del estado y la modernización de la Guadalajara metropolitana como detonadores de un desarrollo que no igualan el resto de las entidades.
Además, los acontecimientos recientes sobre la intención declarada del gobernador Enrique Alfaro por concluir su administración sin continuar su proyección política, tambalearon el curso trazado por la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano, recordándole a Dante Delgado que no debe dar por hecha la decisión que este instituto tomará hacia la elección de 2024. El centro de gravedad del alfarismo para el movimiento naranja es suficientemente denso para la agenda nacional de cualquier partido político.

Disculpen si el espacio de esta columna no me permite exponer a detalle, pero las líneas aquí escritas nos invitan a investigar qué está ocurriendo con el eje Jalisco – Nuevo León, qué representa para el futuro del país y con qué otros estados podemos compararlo. Asómense a ver la gobernabilidad en Michoacán o Zacatecas, las obras públicas en Chiapas o la rendición de cuentas en Guerrero y verán que reescribir las reglas del federalismo es un pendiente a tomar en cuenta para el siguiente capítulo de nuestra vida en democracia.
El tiempo dirá si las autodenominadas locomotoras de la economía nacional pueden contra la yunta de mulas del oficialismo, quienes cargan en su lomo a veintidós estados de la república.
Post scriptum: nadie descarte el alcance del proceso que el Frente Amplio por México diseñó para encontrar a su candidato a la Presidencia. Existen razones -racionales- para argumentar en favor del proceso, alejadas de las pasiones con las que todos observamos la novela que los políticos han montado. Espero encontrar el humor y el tiempo para revisarlas en la próxima ocasión. Mientras tanto, quédense con el hecho que el primero en publicitar un respaldo tangible, con firmas, con preferencias ciudadanas materializadas en registros será el Frente; mientras Morena continúa sosteniendo sus preferencias en… encuestas…
Rodrigo Mariaud
Twitter: @RodrigoMariaud IG: r.mariaud
Maestro politólogo egresado de la Universidad Iberoamericana, chilango de origen y jefe de la Unidad de Socialización y Calidad de Vida – Coordinación General de Gestión Integral de la Ciudad – Gobierno de Guadalajara
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