Qué larga ha sido la novela de Citibanamex. Ha transcurrido más de un año desde el anuncio de Citigroup poniendo a la venta el segmento minorista de la institución financiera con mayor tradición en México y justo en el momento de definición, el acomodo de las cosas parece regresar el proceso al punto de inicio.
Germán Larrea, el empresario minero detrás de Grupo México, Ferromex y Cinemex quedó como el gran finalista en una carrera que dejó en el camino al excéntrico Ricardo Salinas Pliego de Banco Azteca, a los Hank Rhon de Banorte, al ingeniero Carlos Slim con Inbursa, a los cántabros de Santander y otras firmas que quisieron hacerse con el patrimonio del Banco Nacional de México.
Ya en la etapa final de la contienda, curiosas coincidencias que involucran un intercambio entre los tres poderes federales han tenido lugar. Con la salida del ministro salamero, Arturo Zaldívar, algo se destrabó en los pendientes del poder judicial, uno de ellos sentenciar la acción de inconstitucionalidad 137/2022 que impidió el establecimiento formal de la Guardia Nacional bajo la Secretaría de la Defensa Nacional (aunque de facto así la operan). Otro caso ha sido la estrategia presidencial de parálisis contra el INAI, impidiendo la designación de nuevos comisionados que permitan sesionar al pleno del instituto y obstaculizar procedimientos de transparencia que incomoden a su gabinete.
Coincidencia también fue que al grupo parlamentario del partido en poder le resultó oportuno presentar una agenda intensa de reformas, en sincronía con el último tramo del sexenio. Este paquete de -prioridades- incluye la intención del gobierno federal de replantear los términos de asociación público-privada, de establecer mecanismos gandallas que desalientan el interés por concursos de obra pública, y por supuesto, replantear los términos en que se desarrolla la industria minera.

En ese último tema es donde la venta de Citibanamex se puede definir o quizá, truncar. La propuesta legislativa plantea la reducción de los tiempos de concesión, la obligatoriedad de socialización, la obtención de consentimiento popular y medidas de mitigación ambiental, social y económica. A primera vista, la propuesta parece un acierto que ha conseguido el respaldo de activistas en favor de la sustentabilidad; incluso en mi ejercicio profesional para el Gobierno de Guadalajara doy fe del rendimiento que consigue la socialización de procesos administrativos y políticas públicas.
Esta modificación a la Ley de Minería evidentemente incide en la estrategia que el postor finalista ha planteado para la adquisición del banco. Primero, porque es el bastión mismo del capital de Larrea. Después, porque las concesiones de su negocio representan el aval comprometido para la transacción de $11 mil millones de dólares con los banqueros neoyorquinos. También cuenta la apreciación del peso frente al dólar, que reduce el margen de utilidad que esta venta originalmente tendría.
Pero no perdamos de vista que el árbitro (regulador) de este juego ha resultado marrullero al momento de beneficiar sus propios intereses. Es tangible la injerencia del presidente en la venta del banco y esas coincidencias que mencioné previamente calzan bien con lo que rodea a este caso.
Hemos atestiguado que en los movimientos del mercado, la -regulación- expuesta por el gobierno federal más bien ha tendido a perjudicar condiciones equitativas y competitivas en ellos. Véase la cruzada emprendida en el sector de los energéticos que ha derivado en la comercialización directa del Estado en empresas paraestatales (investigue al Gas Bienestar). Misma estrategia ocurrió en la aviación civil donde la amenaza del cabotaje extranjero y tanteos descarados sobre las aerolíneas nacionales derivó en la aparición de otra empresa paraestatal (investigue la Aerolínea del Bienestar); y aunque en el sector financiero ya opera un Banco del Bienestar, quién niega el hábito de este gobierno por trastornar lo que en ese mercado ocurre.
Eso sí, no duden que si en algún momento se concreta la venta, veremos fotos de trajeados abrazándose y sonriendo con el presidente, adjudicándose quién sabe qué resultado en favor del país.

Palabras más, palabras menos, este es el escenario que el magnate enfrenta para continuar pujando por Citibanamex. Uno de los negocios más simbólicos para el país en los últimos años parece haber caído al pozo de una mina y en ese mismo foso de opacidad se encuentra el gobierno articulando prácticas que generan incertidumbre, amedrentan la inversión y peor tantito, nos regresan a la era de los monopolios estatales.
Por mucho que extrañaré al banco con el que he crecido, sé que la nostalgia por tiempos mejores es mucho mayor. Esta despedida se ha extendido demasiado.
Post scriptum: vaya un reconocimiento al desempeño político de ocho ministros de la Suprema Corte que, por ahora, contuvieron el cinismo presidencial de institucionalizar el militarismo en la regulación de la Guardia Nacional. Su actuar puso en evidencia los intereses ante los que responden Loretta Ortiz, la plagiaria Yasmín Esquivel y el arrastrado Arturo Zaldívar quienes en este momento ya son impresentables.
Post scriptum secundus: ejecutaron a un criminal en Plaza Carso en plena tarde y en medio del corredor comercial del Nuevo Polanco. Sí, un criminal, pero en una forma que en la Ciudad de México no estamos acostumbrados. Si esta es la continuidad que los precandidatos de MORENA representan, será trágico homologar esta manera de asesinar en todo el país, donde cualquiera corre un riesgo de muerte con algo tan inocuo como ir por un café a la plaza… mientras Sheinbaum se ocupa de su ridícula campaña.
Rodrigo Mariaud
Twitter: @RodrigoMariaud
Maestro politólogo egresado de la Universidad Iberoamericana, chilango de origen y jefe de la Unidad de Socialización y Calidad de Vida – Coordinación General de Gestión Integral de la Ciudad – Gobierno de Guadalajara
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