El protagonismo de la carrera presidencial del próximo tiene acaparado el reflector de la atención, no hay duda de eso, pero en medio de la tormenta que nos tiene preguntándonos sobre el futuro del país, conviene preguntarnos qué rol juega la Ciudad de México y su propio proceso electoral.
Podemos reconocer el significado, al menos simbólico, de ser el territorio de origen de la que parece ser la precandidata más favorecida del régimen, la anterior jefa de gobierno Claudia Sheinbaum. Estratégicamente hablando, Sheinbaum pudiera estar mediáticamente posicionada, pero durante su mandato ocurrió algo inédito en la historia del Distrito Federal desde que los capitalinos elegimos a nuestras autoridades.
En 2021 la ciudad se dividió (geográficamente) en dos. Al oriente la continuación del PRD-MORENA continúa ejerciendo un dominio, mismo que se extiende hacia el Estado de México. Sin embargo, al poniente, llegaron gobiernos de alternancia que acompañan al aisldado bastión panista en la alcaldía Benito Juárez y la intermitente alcaldía Miguel Hidalgo. En Alvaro Obregón, en Cuauhtémoc, en Coyoacán la alianza Va x México consiguió desplazar décadas de estructura clientelar y administraciones vulgares.

El tema no es menor ya que el golpe político se dio en el epicentro de la operación de Sheinbaum. Mismo que se suma a la accidentada gestión que la señora ha tenido con episodios lamentables como los accidentes en el Metro (mientras ella se encuentra en campaña) o lo hartante y cínico que es su supuesto respaldo ciudadano retacando todas las bardas en el país. Si pensamos que su posicionamiento mediático es proporcional a la preferencia electoral, pensemos de nuevo… pudiera no ser así.
No obstante, es en este escenario donde la estrategia de la oposición debería también redoblar esfuerzos. En la desesperación por encontrar una figura que pueda competirle al régimen y el efecto que en la agenda pública ha tenido la figura de Xóchitl Gálvez, se siente desatendida la carrera por la capital federal. Ya que asestarle una derrota al régimen pasa invariablemente por desestabilizarlo donde se cree que es más fuerte.
Es por ello que en el certamen (concurso) por obtener la candidatura presidencial, el Frente debería considerar un perfil competitivo emanado de ese proceso para llevarlo a la carrera por la Jefatura de Gobierno. Personalmente, creo que si las estructuras de los partidos tradicionales van a ser el medio, el personaje debe ser alguien que pueda extraer de ellas hasta el último gramo de operación en tierra. Representando una candidatura que pueda devolverle algo de dignidad a las marcas devaluadas del tricolor y el blanquiazul, con la retórica de un huey tlatoani que convenza a los habitantes y por supuesto, una apuesta por profesionalizar los servicios tanto del gobierno de la ciudad como el de las alcaldías.
Quiero mencionar que en esta valoración existe una variable emocional y es que en el corazón de los chilangos nacidos hasta la década de 1990 existe el entrañable recuerdo del Departamento del Distrito Federal. En él late la nostalgia por los regentes y los gobiernos que le dieron orden a la capital; por quienes abrieron los ejes viales sobre los cuales en la actualidad están acomodando los insufribles BRTs (metrobuses), jactándose de una movilidad que no diseñaron; por quienes entregaron parques y plazas que durante décadas permanecieron en el abandono; por quienes le dieron motivo de orgullo la capital al modernizarla e incorporarla al grupo de metrópolis globales.
Es tiempo de recuperar la ciudad del tianguis en que la convirtieron. Es momento de desplazar a los jefes de gobierno guapachosos que repiten el estereotipo de caricatura, o peor aún, lo que permite a un foráneo tropical que nos use para escalar su ambición personal. En la elección del 2024 la Ciudad de México necesita un alcalde digno.

Ojalá el Frente no omita que debe competirle ahí también al oficialismo, porque además vienen demonios peores en la baraja del partido en el poder (Martí Batres). Preparar un proceso hacia el siguiente sexenio desde una posición de gobierno y una que brinde mejores recursos para tomar el nivel federal, es lo que representa la Ciudad de México.
Que Enrique de la Madrid visualice este escenario o que alguien lo convenza, porque su perfil está bueno para ponerlos a rechinar los dientes.
Rodrigo Mariaud
Twitter: @RodrigoMariaud IG: r.mariaud
Maestro politólogo egresado de la Universidad Iberoamericana, chilango de origen y jefe de la Unidad de Socialización y Calidad de Vida – Coordinación General de Gestión Integral de la Ciudad – Gobierno de Guadalajara

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