por Jesús Francisco Ramírez Bañuelos
Twitter: @ramirezbanuelos
¿Qué le pasa al presidente? Hoy nos toca… hablar de la salud del presidente López Obrador.
No cabe duda que como dice el dicho “en boca cerrada no entran moscas”. Esta parece haber sido la decisión del gabinete presidencial y los cercanos al presidente, con relación al incidente reportado el fin de semana durante su visita a Mérida, Yucatán.
Hasta hoy en la mañana no había habido un reporte oficial del estado de salud del presidente López Obrador, a menos que demos por válido el tuit de la cuenta del propio AMLO quien informó, con un tono no usual para él, que había dado positivo al Covid por tercera vez.
Lo preocupante del hecho no es que se haya enfermado el presidente, aunque tal circunstancia tiene, desde luego, sus implicaciones políticas nacionales e internacionales, sino la opacidad en el manejo de la información pública.
El asunto pasaría como mala suerte, de no ser porque se trata del jefe de Estado y de Gobierno de México, sobre quien se debe comunicar cualquier circunstancia incluso personal, en tanto tenga una repercusión en el ámbito público, como lo es evidentemente su estado de salud. Y mucho más, cuando se pueda advertir alguna causa que le imposibilite aun sea temporalmente para ejercer el cargo.
La gravedad del caso surge de la demora en informar lo sucedido, abriendo espacio a una serie de especulaciones con o sin mala intención que afectan a la esfera del gobierno nacional. No es un crimen enfermarse ni se juzga al presidente por tener una condición de salud, cualquiera que esta sea; lo que sí se reprocha a él y a sus cercanos es que se oculte la información o se haga dolosamente esperar a los ciudadanos para conocer la realidad que impera en su persona.
Y no es por afanes morbosos o de mala fe, sino simplemente porque la salud de los gobernantes es un asunto de Estado, máxime en el caso mexicano donde la institución presidencial aglutina una gran cantidad de facultades y prerrogativas legales.
Por mi parte, no pretendo caer en el ánimo especulativo. No sé y no me consta, más que lo que se ha publicado oficialmente y, por tanto, confío en que la situación del Covid que se informó sea prontamente resuelta de manera favorable para que el presidente pueda reanudar sus funciones normalmente.
Sin embargo, lo vivido estas últimas horas nos debería dejar una enseñanza. No se puede permitir que la información pública sea ocultada, mucho menos cuando ésta puede llevar a una crisis política mayor.
No, no queremos conocer toda la vida íntima del presidente. Pero, sí exigimos que se transparente la información que repercuta en la vida del país. Caso contrario, estaremos con un velo que nos impedirá tomar las mejores decisiones en el momento oportuno. México demanda un compromiso claro con el acceso a la información pública, incluido cuando se trate de la salud del primer mandatario.