Con la novedad que el diputado Enrique Velázquez está por presentar una iniciativa para establecer los matrimonios temporales en Jalisco.
Pero, vayamos por partes. Primero, analicemos los motivos hechos públicos en la prensa.
Según el diputado, la intención de esta propuesta es “evitar divorcios engorrosos”. La justifica refiriendo la carga laboral de los juzgados.
Además, señala que “no es a fuerzas”, es decir, que esta figura estaría disponible para quien la quiera utilizar.
Ahora bien, ¿es esta una novedad? No. El código civil jalisciense ha sido reformado desde el 2018 para que ya no sea necesario demostrar ninguna causa para promover un divorcio. Esto significa que basta mencionar por cualquiera de los cónyuges que no es su deseo seguir casado para que los jueces decreten el divorcio.
De hecho, establecer un tiempo determinado como se esboza en los comentarios públicos del legislador sería inconstitucional porque obligaría a los cónyuges al cumplimiento de un plazo fijo, lo que al día de hoy no existe. La razón es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha determinado que condicionar el divorcio a demostrar un motivo es contrario al libre desarrollo de la personalidad. Entonces, no hace falta un estudio minucioso para inferir que también lo sería esperar la conclusión del tiempo acordado.
Si los divorcios son “engorrosos” no es porque las personas se casen “para siempre” o “por un ratito” sino debido a deficiencias institucionales del sistema de impartición de justicia. Además, que cuando una jueza o un juez conoce de un divorcio normalmente también debe resolver la situación de los derechos de las niñas, niños y/o adolescentes involucrados y, en su caso, la liquidación del régimen matrimonial (situación de los bienes de la pareja).
Otra cuestión que resta en la justificación de la iniciativa es el restablecimiento en Jalisco del divorcio administrativo que es la vía más rápida (en tanto no haya hijos menores de edad ni bienes que repartir) para que las personas terminen su vínculo matrimonial.
En síntesis, se augura un rotundo fracaso de la iniciativa. Aunado a su evidente inutilidad práctica. Salvo, claro que el propósito sea político, en cuyo caso ya logró su cometido, se hablará de ella aunque sea brevemente.
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