Hoy nos toca… hablar de los súper héroes mexicanos


Por Jesús Francisco Ramírez Bañuelos

@ramirezbanuelos

¿De verdad queremos un súper héroe en México?

Te gusten o no los cómics, sabes que la mayor parte tienen como premisa la descomposición social que requiere ayuda sobrehumana para restablecer el orden.

Esta idea popularizada ganó espacio en la lucha ideológica de la guerra fría ¿por qué? Fácil, porque había héroes y villanos.

Hoy, en México vivimos en un escenario muy parecido a los que imaginaron los caricaturistas . Un país dominado por el crimen, donde la violencia es la regla y la ley utilizada a conveniencia o simplemente ignorada.

Ante esta realidad, ha surgido, una vez más, la tentación de los ciudadanos de hacer justicia por su propia mano. Volvernos justicieros no es la solución, no lo ha sido antes, ni lo será en el futuro.

La limitación de la venganza privada (solo permitida en la legitima defensa) es uno de los mayores avances del derecho. Esto significa que nadie puede hacerse justicia por sí mismo. Está prohibido en la Constitución, lo que quiere decir que no hay ninguna posibilidad de hacerlo. Por eso hay leyes y tribunales que las aplican.

Que la ley no se aplique o se aplique mal no permite que las personas ignoren las normas o las apliquen a conveniencia.

Hace tiempo en México se han visto casos de linchamientos, juicios populares (que acaban casi siempre matando al acusado) así como auto defensas. Todo esto en el entorno de la violencia generalizada en el país.

Pero en últimas fechas, también se han visto acciones de los ciudadanos quienes inconformes por las omisiones de las autoridades han decidido tomar la ley en sus propias manos en temas cotidianos. La ultima de las “iniciativas” que conozco es la clausura ciudadana de las pintas en las bardas de los candidatos presidenciales.

Aclaro, no justifico que se viole la ley electoral (como parece ser el caso con los actos anticipados de precampaña) pero tampoco coincido en que la solución sea “interviniendo” para hacer lo que la autoridad debería hacer. Con esos actos, paradójicamente, se viola la ley argumentando que se está haciendo observar la ley.

La justicia en propias manos es una bomba de tiempo para destruir lo que queda de nuestra sociedad. Si yo veo alguna injusticia bajo mi óptica y mi decisión es resolverlo por mi mismo, entonces soy un violador de la ley.

En México debemos fortalecer las instituciones y obligarlas a que cumplan sus responsabilidades y sí, también asumir las que nos tocan. Pero nunca ser justicieros. Eso nos llevará a quebrar definitivamente el valor de la ley.

Nuestro país no necesita a Batman, la mujer maravilla o cualquier otro súper héroe, no somos ciudad Gótica ¿o sí?


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Francisco Ramírez Bañuelos
Abogado y maestro en Gestión de Servicios Públicos en Ambientes Virtuales por la Universidad de Guadalajara. Master en Derecho Penal Internacional por la Universidad de Granada. M2 en Historia del pensamiento jurídico contemporáneo por la Universidad Paris 1 Panthéon-Sorbonne. LLM en Derecho Internacional y Comparado por el Trinity College Dublin.

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