marzo 22, 2023

Hoy nos toca… hablar de Tesla en México

Por Jesús Francisco Ramírez Bañuelos

@ramirezbanuelos

Hoy nos toca… hablar de la inversión de Tesla en México.

Por fin, después de muchos dimes y diretes (eso sí internacionales y mediáticos) la semana pasada se confirmó la llegada de Tesla a México.

Pocas veces se había anunciado tanto y por tanto tiempo una inversión extranjera en nuestro país. El espectáculo sería de risa, sino es porque se muestra el talante tristísimo de los políticos mexicanos. Apenas se supo que Musk tenía interés en instalar una planta de producción de autos eléctricos en México, cuando cundieron los gobernantes comedidos para “ofrecer” sus Estados como posibles sedes.

Desde el norte hasta el occidente del país, los gobernadores buscaron “llevar agua a su molino”, incluso el presidente intentó (aparentemente sin éxito, por ahora) convencer al dueño de Twitter de considerar alguna ubicación cercana al AIFA.

Al final, sucedió lo obvio, la planta ya se está construyendo en Nuevo León, concretamente en el municipio de Santa Catarina.

¿Y por qué es obvio?

Primero, por razones geográficas. Es mucho más rentable instalar la fábrica en un lugar cercano a la frontera estadounidense para facilitar la movilidad de trabajadores, productos terminados y demás insumos.

Además, la infraestructura existente en Nuevo León supera la de cualquier otra entidad de las candidatas.

Y, sobre todo, porque es sabido que la mano de obra más calificada se encuentra en la zona norte del país.

Una vez que se ha decidido la instalación de Tesla en México (lo que por un momento pareció probable no consumarse) es oportuno reflexionar sobre lo sucedido.

Es necesario que aprendamos, todos, a poner en primer término los intereses nacionales. No es útil para nadie actuar como aves de rapiña buscando ganarle el juego a uno u otro Estado.

Pero, principalmente cabe una reflexión introspectiva. Es decir, sin duda es benéfico que tengamos inversión extranjera en México, pero ¿no sería momento de empezar a ser nosotros los que produzcamos y no esperar que la inversión venga de afuera? O todavía más ¿acaso no hay potencial empresarial mexicano para que seamos nosotros quienes invirtamos en otros países?

A veces, girar la brújula aclara el enfoque. Les dejo una provocación: ahí está Centroamérica.

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