por Jesús Francisco Ramírez Bañuelos
Twitter: @ramirezbanuelos
Hoy nos toca… hablar del fenómeno Xóchitl Gálvez.
El mexicano tiene una condición emotiva sobresaliente. La mayoría de las veces se deja llevar por sus emociones, muchas de ellas desbordadas; casi siempre termina decepcionado porque las expectativas son muy altas y los resultados muy pobres.
Traigo esta característica de la mexicanidad a cuento por el reciente fenómeno en que se ha convertido la senadora Xóchitl Gálvez, ahora en su faceta de cuasi candidata a coordinar la oposición. Pero, cuidado, como dice el dicho: “del plato a la boca se cae la sopa”.
Veamos. Primero, la oposición y el oficialismo se han beneficiado directa y simultáneamente de la explosión popular de la hidalguense. ¿Por qué? Muy sencillo, al inflar el globo de la senadora la han descarrilado de su verdadera y casi segura victoria electoral: ganar la jefatura de la Ciudad de México. Al ilusionarla con una candidatura que no es, han logrado que arriesgue “todas sus canicas” al proceso de selección del Frente Amplio por México.
En voz de la senadora, en una de las numerosas entrevistas que le han realizado en la última semana, señaló que la consideración para registrarse como candidata a la oposición fue que nunca se perdonaría no intentarlo (participar en el proceso para ser candidata a la presidencia de México). En unos meses veremos si no sucede que no se perdonará haber dejado el camino libre a sus colegas para gobernar la capital de la República. Mientras tanto, morenistas y opositores, principalmente panistas, se frotan las manos. Fuera Xóchitl por propia voluntad será mucho más fácil conseguir la CDMX.
Segundo, los oficialistas encabezados por el presidente de México, en su calidad de líder implícito del grupo aspirante a convertirse en conservador del poder, han empezado una batalla sin tregua para menguar a Xóchitl y no tanto a la candidata porque aún no lo es, sino a la propia persona. Dichos, falacias, verdades ilegalmente difundidas son solo una muestra de lo que le espera a la aficionada cruzazulina. Ciertamente, es algo a lo que se exponen los políticos, pero al ser esta la primera línea de fuego la senadora tendrá que soportar los embates. Y entonces viene la siguiente pregunta ¿quién la protege?
Todos con(tra) Xóchitl
En este caso nos enfrentamos a un verdadero maniqueismo, como los que le gustan al presidente López Obrador. O estás con Xóchitl o está contra ella. La particularidad es que esta dicotomía ahora está imbrincada entre oficialistas y opositores.
Por lo pronto el próximo domingo se convoca a una marcha en apoyo a la senadora. No queda muy claro de dónde procede la convocatoria. Veremos si hay o no músculo y sobre todo, veremos si los partidos políticos muestran simpatía o se mantienen al margen como parece ser el caso.
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