La versión oficial de las autoridades de Sinaloa sobre la muerte de Héctor Melesio Cuén Ojeda y el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada ha quedado en entredicho, luego de que la Fiscalía General de la República (FGR) revelara detalles que contradicen el montaje difundido por el gobierno estatal. En una carta difundida por su abogado, “El Mayo” Zambada acusó directamente a Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, de orquestar su secuestro y asesinar a Cuén, mientras las autoridades locales intentaban encubrir el crimen.
La FGR confirmó que Cuén Ojeda, exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, fue asesinado en la finca donde “El Mayo” Zambada fue secuestrado, ubicada en Huertos del Pedregal, Culiacán. Esta revelación contradice la versión inicial del gobierno de Sinaloa, que aseguró que Cuén fue asesinado el 25 de julio en una gasolinera por un par de atracadores. Incluso, se difundió un video que mostraba su supuesto asesinato, pero ahora se ha demostrado que fue un montaje para encubrir los verdaderos hechos.
De acuerdo con la investigación de la FGR, en la camioneta utilizada para el montaje de la gasolinera se encontraron rastros de sangre que corresponden a Rodolfo Chaidez Mendoza, miembro del equipo de seguridad de “El Mayo” Zambada, quien también está desaparecido desde aquel día. Estos indicios, junto con otros hallazgos forenses, desmienten el video y confirman que Cuén fue asesinado en el mismo lugar y al mismo tiempo que el secuestro de Zambada.
En una carta enviada desde Estados Unidos, donde fue trasladado a la fuerza tras su secuestro, “El Mayo” Zambada detalló lo sucedido el 25 de julio. Según Zambada, fue engañado por Joaquín Guzmán López, quien lo invitó a una supuesta reunión para resolver conflictos políticos entre el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y Cuén Ojeda. Sin sospechar de la traición, Zambada acudió al encuentro, pero al llegar al rancho fue emboscado, golpeado y forzado a abordar un avión privado rumbo a Estados Unidos, donde fue detenido por las autoridades.
En su carta, Zambada desmintió las versiones de que se había entregado voluntariamente a las autoridades estadounidenses y afirmó que fue llevado a ese país bajo engaños y coerción. “No me entregué ni vine voluntariamente a Estados Unidos. Tampoco tenía ningún acuerdo con ninguno de los dos gobiernos. Fui secuestrado y llevado a Estados Unidos a la fuerza y contra mi voluntad”, aseguró.
Además, Zambada reveló que Cuén fue asesinado en el mismo lugar donde ocurrió su secuestro y que las versiones sobre el tiroteo en la gasolinera fueron completamente falsas. “Héctor Cuén era un amigo mío desde hace mucho tiempo y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de mi equipo de seguridad, de quienes no se ha sabido nada desde entonces”, escribió en su declaración.
El impacto de estas revelaciones ha sido profundo, no solo por el colapso del montaje que pretendía encubrir el crimen, sino también por la renuncia de la fiscal general de Sinaloa, Sara Bruna Quiñonez, el 16 de agosto. Quiñonez dimitió en medio de crecientes acusaciones de irregularidades en la investigación, asegurando que no quería afectar el proceso y reiterando que durante su gestión “se hicieron las cosas bien”.
La FGR ha confirmado que continuará con las investigaciones y que presentará nuevas pruebas ante un juez alternativo, luego de que un juez federal de Culiacán se negara a emitir órdenes de aprehensión contra los responsables del secuestro y asesinato.
Las declaraciones de “El Mayo” Zambada no solo desmantelan el relato oficial de los hechos, sino que también exigen transparencia por parte de los gobiernos de México y Estados Unidos para esclarecer lo sucedido. La caída del teatro montado por el gobierno de Sinaloa deja al descubierto la oscura trama detrás de estos crímenes, mientras el caso sigue desarrollándose ante la mirada atenta de todo el país.
