El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció este martes la movilización de cuatro millones de efectivos de la Milicia Nacional Bolivariana como respuesta al arribo de destructores y tropas estadounidenses en aguas cercanas al país.

La medida llega después de que Washington ordenara el despliegue de tres buques de guerra —el USS Gravely, el USS Jason Dunham y el USS Sampson— junto con submarinos, aviones espía y unos 4.000 soldados en el Caribe, bajo el argumento de combatir a los carteles de la droga en América Latina.
En un acto político en Caracas, Maduro afirmó que las milicias estarán “preparadas, activadas y armadas”, y prometió extender su presencia a fábricas, campos y centros de trabajo. “¡Fusiles y misiles para la fuerza campesina y obrera, para defender la soberanía de nuestra patria!”, exclamó frente a la dirigencia chavista.
Postura de México

La presidenta Claudia Sheinbaum se pronunció sobre la escalada de tensiones. Recordó que la Constitución mexicana establece los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de controversias, que, dijo, deben aplicarse en este caso.
“No al intervencionismo. Eso no solamente es convicción, sino que está en la Constitución. Lo dice claramente nuestra Constitución y es nuestra posición siempre”, declaró durante su conferencia del 19 de agosto.
El trasfondo

El gobierno de Donald Trump acusa a Maduro de ser líder del Cártel de los Soles y elevó a 50 millones de dólares la recompensa por información que permita su captura. Además, el mandatario republicano firmó una orden que autoriza al Ejército estadounidense a realizar operaciones contra cárteles extranjeros, a los que designó como organizaciones terroristas.

Desde Caracas, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López y el ministro del Interior Diosdado Cabello rechazaron las acusaciones, insistiendo en que “el único cartel que opera en el mundo es la DEA”.
China también fijó postura. La portavoz de Exteriores, Mao Ning, señaló que la lucha contra las drogas es una responsabilidad común, pero subrayó que los países deben actuar de manera responsable para mantener la paz y la estabilidad regional.

El despliegue estadounidense se prevé para varios meses, con operaciones de inteligencia, vigilancia e incluso la posibilidad de ataques selectivos en aguas internacionales. Mientras tanto, el chavismo mantiene un discurso de resistencia y refuerza su estrategia de militarización interna.