La iniciativa de reforma electoral impulsada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, que incluye modificar al Instituto Nacional Electoral (INE) y la forma como se organizan las elecciones, detona que se sumen voces que advierten sobre los riesgos contra la democracia, como la propuesta para que los consejeros o magistrados electorales sean electos por votación popular.
Luis Carlos Ugalde, expresidente del Instituto Federal Electoral, subraya que con la reforma los posibles nuevos consejeros serían perfiles cercanos al Presidente.
Paula Ramírez Höhne, titular del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco, considera que elegir por votación a los consejeros y magistrados es riesgoso para la democracia mexicana, pues los convertiría en parte de las mismas contiendas electorales.
Ugalde acentúa que otro de los problemas es que se pretenda quitarle al INE el control del padrón electoral. “Quitarle el padrón puede significar darle el control a la Secretaría de Gobernación… y eso es un gran problema”.
El académico Mauricio Merino indica que López Obrador ha construido alegatos para alentar a sus simpatizantes, como sus reiterados señalamientos al gasto del INE y del Tribunal Electoral federal, así como los supuestos fraudes. Por eso sostiene que la iniciativa es parte de una ofensiva final para tomar el control de esos organismos.
La Coparmex lanzó un llamado para aplazar los cambios a la ley y mantener la autonomía, neutralidad y el presupuesto del INE. Su presidente a nivel nacional, José Medina Mora, afirma que no es momento de los ajustes.
César Castro Rodríguez, quien encabeza el Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, califica la iniciativa como preocupante y señala que de aprobarse en los términos que se presentó representaría un retroceso.