En una secuencia trágicamente familiar en Estados Unidos, una nueva tragedia se ha desatado en Lewiston, la segunda ciudad más poblada del Estado de Maine, ubicada al nordeste del país. La comunidad se vio sacudida por un terrible tiroteo que tuvo lugar en dos escenarios diferentes, una bolera y un restaurante.
La pesadilla comenzó cuando se recibieron informes de un hombre armado en la zona, desencadenando una intensa operación policial. Inicialmente se hablaba de «múltiples escenarios», pero finalmente se confirmó que los eventos se centraron en estos dos lugares. La policía, en ese momento, informó de «varias víctimas», aunque sin proporcionar detalles adicionales, mientras el sospechoso seguía prófugo y activo, lo que generó un clima de tensión en la comunidad.

Las autoridades emitieron una advertencia a los residentes, instándolos a permanecer en sus hogares hasta nuevo aviso, con la preocupación de un peligro latente. La imagen del agresor, un hombre blanco con un gesto ansioso, alto y delgado, barbudo y armado con un fusil de asalto equipado con una mirilla, generó una sensación de inquietud en la población.
El hospital de la ciudad se puso en alerta máxima para hacer frente a una posible avalancha de heridos. Lamentablemente, la fatal confirmación llegó pasadas las 21:00 horas a través de la CNN: según fuentes policiales, el sospechoso había causado la muerte de 16 personas en la noche del miércoles y dejado a «entre 50 y 60» heridos.
Este espantoso episodio se suma al triste recuento de tiroteos masivos en Estados Unidos. Según el Gun Violence Archive, una organización que monitorea la violencia armada en el país, este es el tiroteo masivo número 565 en lo que va de año. Para entrar en esta macabra lista, un tiroteo debe resultar en al menos cuatro víctimas heridas o fallecidas por disparos, excluyendo al agresor, y las víctimas no pueden ser miembros de la misma familia.
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