El martes 4 de febrero, Mateo Santiago Ramírez Martínez, un niño de 12 años que cursaba el primer año de secundaria, desapareció sin dejar rastro. Su madre, María Teresa, emprendió una búsqueda desesperada, apoyada por vecinos, organizaciones y autoridades. Carteles con su fotografía inundaron las calles, mientras las redes sociales se llenaban de mensajes con la esperanza de encontrarlo con vida.

Días después, la esperanza se desvaneció. El cuerpo de Mateo fue hallado en la zona de Lagunillas, a la altura de la carretera León-Lagos de Moreno. La Fiscalía General del Estado confirmó la noticia y expresó su compromiso de hacer justicia ante el terrible crimen.

Las investigaciones revelaron que Mateo había sido víctima de abuso a manos de un supuesto médico, cuyo consultorio estaba ubicado en la colonia Chapalita, a pocas cuadras de su hogar. Según fuentes cercanas a la investigación, el agresor, al verse descubierto, habría acabado con la vida del menor para ocultar su delito.

Las cámaras de videovigilancia del C-4 y grabaciones particulares fueron clave en el caso. Los videos permitieron rastrear el recorrido de Mateo hasta el consultorio donde solía ayudar en labores menores. Fue en ese lugar donde ocurrió el ataque que acabó con su vida.

Cuando las autoridades acudieron a detener al sospechoso en su residencia, ubicada en Villas del Country, el hombre intentó evadir la justicia autolesionándose en dos ocasiones. Pese a sus heridas, logró confesar la ubicación del cuerpo antes de ser trasladado a un hospital bajo custodia.

Al recibir la confesión, los agentes se movilizaron de inmediato a la zona de Lagunillas. Ahí, entre la tierra removida, encontraron el cuerpo de Mateo. Mientras tanto, en la ciudad, decenas de personas seguían pegando carteles y manifestando su apoyo a la familia del menor.