México / Lunes 7 de julio del 2025.- Ciudad Juárez, Chih. Reclamos de justicia y tranquilidad para sus difuntos encontrados apilados en cuartos del crematorio Plenitud la semana pasada, se escucharon hoy en catedral durante la misa que oficio el Obispo de Juárez José Guadalupe Torres Campos.
En una catedral abarrotada con padres, hijos, sobrinos y nietos, entre otros familiares de las personas sin vida localizadas en el crematorio que acudieron a la misa que se ofreció por el descanso de sus almas, fueron colocadas fotografías de ellos en el altar para luego dar inicio a las oraciones en memoria de los fallecidos.
Tristes, enojados, con lágrimas que brotaban a todo momento por los recuerdos de meses y años de sus ceremonias luctuosas, exigieron que la Fiscalía del Estado les dé respuesta lo más pronto posible y, sobre todo, que sea la verdad, para poder quedarse tranquilos en relación con las cenizas que tienen en casa o en algún nicho, otros las desperdigaron en algún lugar seleccionado por su familiar antes de morir.
El obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, les dijo que se recibió a hermanos con el dolor, angustia e incertidumbre, por los lamentables hechos ocurridos y por no saber qué les entregaron en las urnas.
Agregó monseñor que esta celebración religiosa se convocó para buscar reconfortar a los deudos y, sobre todo, para convocar a la paz en los hogares de quienes hoy sufren por la duda de que no sea su familiar.
Dijo que “El clamor al cielo, somos una iglesia que acoge, consuela, abraza, que acompaña; se ha estado orando desde conocer la noticia y pedimos a los sacerdotes en las iglesias acompañar a los familiares”, enfatizó Torres Campos.
“Dios invita a acompañarnos, pero también a que se dé una respuesta pronta y expedita; justicia en consecuencia debe hacerse presente“, subrayó dentro del mensaje que emitió.
El obispo juarense también oró por el consuelo de sus familiares y por aquellas familias que aún viven con incertidumbre y demandó a las autoridades que haya justicia, transparencia y claridad y, sobre todo, que la respuesta sea pronta y expedita.
Durante esa misa en honor a las almas de los cuerpos del crematorio Plenitud, el padre Eduardo Hayen invitó a los familiares a buscar a su difunto y culminar con el proceso de su sepultura o cremación.
Los religiosos pidieron a los deudos que se acerquen a las autoridades y hagan lo necesario para tener la certeza que su familiar les será entregado si se encuentra entre los cadáveres localizados.
“Este es un evento que, pues ha sacudido a la ciudad, que nos duele profundamente, sobre todo por el respeto, el maltrato a los difuntos”, dijo el sacerdote.
Lo lamentable es que otras personas están encontrando pues otro tipo de material que no son cenizas, sino que es cemento o tierra, ese tipo de cosas.
Agregó Hayen que es el sacerdote titular de la catedral “que la ciudadanía, pues está indignada, buscan justicia y con mucho dolor por todo esto y pues se ve en ellos una gran sensación de impotencia, en muchas familias”.
Mientras que el juez de control, Apolinar Juárez Castro, resolvió vincular a proceso penal a José Luis A. C. y Facundo M. R., propietario y empleado del crematorio Plenitud, por los delitos de acumulación y ocultamiento de cadáveres, exceso en el plazo legal para cremación y mala conservación de cuerpos.
Durante la audiencia que se prolongó por casi cinco horas, el Ministerio Público expuso que los imputados mantuvieron ocultos los cuerpos de manera clandestina desde el 7 de marzo de 2022 hasta el hallazgo de los 383 cadáveres en la finca de la colonia Granjas Polo Gamboa, el pasado 26 de junio de 2025, tras una llamada ciudadana al sistema de emergencias 911.
Según lo argumentado, el propietario y el empleado omitieron notificar a las autoridades sobre la acumulación de cadáveres sin los cuidados sanitarios necesarios. Destacaron que los cuerpos debieron conservarse en refrigeradores adecuados y ser cremados dentro de un plazo de 48 horas, como establece la normativa. Además, señalaron una falta de sensibilidad en el manejo de los restos humanos.
La Jornada