El impacto ambiental de la moda rápida o fast fashion ha generado un cambio significativo en las dinámicas de consumo y producción. Esta industria, caracterizada por la producción masiva de prendas de bajo costo y rápida rotación, ha llevado a consumidores y empresas a buscar alternativas más responsables con el entorno.
El auge de la moda sostenible ha sido impulsado principalmente por las generaciones más jóvenes, como millennials y centennials, quienes valoran la responsabilidad social y ambiental en sus decisiones de compra. Estos consumidores prefieren marcas que demuestran un compromiso real con el planeta, buscando productos de alta calidad y mayor durabilidad. Así, la sostenibilidad se convierte en un valor añadido que justifica un precio más elevado en muchos casos.
Un ejemplo notable es Jaime Ibiza, un destacado diseñador de la moda mexicana contemporánea. Su marca se ha consolidado como un referente en el diseño de bolsos y accesorios de lujo accesible en América Latina. Gracias a su enfoque innovador, estético y funcional, Ibiza ha trascendido fronteras, alcanzando mercados internacionales. Su compromiso con el medio ambiente se refleja en la reinvención de sus procesos de producción, con el objetivo de disminuir la huella ecológica de sus creaciones.
Este movimiento hacia la sostenibilidad en la moda resalta un cambio de valores donde la durabilidad, la ética y la transparencia en la producción son cada vez más relevantes para los consumidores.
