Los expertos advierten que las deportaciones masivas prometidas por Donald Trump durante su campaña presidencial podrían tener consecuencias económicas negativas para Estados Unidos. Según Robert Lynch, profesor de Economía en Washington College, esta política podría aumentar la inflación, reducir la fuerza laboral y generar un déficit fiscal. Lynch argumenta que, en episodios anteriores de deportaciones masivas, la economía estadounidense experimentó una contracción, con consecuencias como la disminución de empleos, reducción de salarios y aumento de precios.
El impacto de las deportaciones masivas podría ser aún más grave a largo plazo, con una caída en el Producto Interno Bruto (PIB) debido a la pérdida de trabajadores, especialmente en sectores clave como la agricultura, la construcción y los servicios. Aunque algunos defienden la medida como una forma de mejorar las condiciones laborales para los estadounidenses, los expertos sugieren que las deportaciones afectarán la productividad económica del país y, en última instancia, perjudicarán a la economía en su conjunto.
Este tipo de análisis plantea dudas sobre la viabilidad de las promesas económicas de Trump y sus efectos en los sectores más vulnerables de la sociedad estadounidense.
