El hallazgo de fragmentos de cerámica antigua cerca de la llamada Formación Durupinar, en la provincia de Ağrı, Turquía, ha reavivado el debate internacional sobre la posible ubicación del Arca de Noé, uno de los relatos más emblemáticos de la Biblia.

De acuerdo con el profesor Faruk Kaya, de la Universidad Agri Ibrahim Cecen, los fragmentos fueron encontrados durante trabajos de construcción de una carretera en las inmediaciones del sitio conocido por su peculiar forma de embarcación, ubicada en la zona de Doğubayazıt, cerca del monte Ararat.
Los análisis preliminares indican que la cerámica corresponde al período Calcolítico, una etapa comprendida aproximadamente entre el 5500 y el 3000 antes de Cristo. Para los investigadores, este dato confirma que la región estuvo habitada por humanos en una época que algunos creyentes y estudiosos asocian con el tiempo tradicionalmente atribuido al personaje bíblico de Noé.

“La presencia de cerámica es uno de los indicadores más claros de actividad humana. Estos fragmentos demuestran que hubo asentamientos en la región durante el período Calcolítico”, explicó el profesor Kaya a medios turcos.
Los investigadores también encontraron evidencia de organismos marinos, que dicen que apunta a la presencia de un recipiente o asentamiento humano del período calcolítico alrededor del año 3000 aC, alrededor del momento en que algunos creyentes dicen que ocurrió la Gran Inundación.

La Formación Durupinar es una estructura geológica con forma de barco que fue identificada en 1959 por el ingeniero turco İlhan Durupinar durante un vuelo de reconocimiento. Desde entonces, ha sido objeto de múltiples investigaciones, expediciones y controversias, debido a su tamaño, su forma y su cercanía al monte Ararat, históricamente asociado con el relato bíblico del Génesis.

Aunque algunos investigadores sostienen que las dimensiones del sitio coinciden de forma aproximada con las medidas del Arca descritas en la Biblia, la mayoría de la comunidad científica considera que no existe evidencia concluyente que pruebe la existencia literal del Arca de Noé o de un diluvio global.
Especialistas en arqueología y geología han reiterado que, hasta ahora, no se han encontrado restos estructurales, maderas verificables ni pruebas geológicas que respalden un evento de inundación mundial capaz de elevar una embarcación a miles de metros de altura.

Aun así, los investigadores locales subrayan la importancia histórica y cultural del sitio. El profesor Kaya advirtió que la zona enfrenta riesgos tanto naturales, como deslizamientos de tierra, como humanos, debido a visitantes que retiran piedras y fragmentos como recuerdos.

Ante esta situación, académicos han solicitado que el área sea protegida de manera oficial y que se considere la creación de un centro de investigación o museo que preserve el sitio y permita continuar los estudios bajo criterios científicos.
El debate sobre si el Arca de Noé fue un hecho histórico o un relato simbólico continúa abierto, pero los nuevos hallazgos confirman que esta región del este de Turquía sí estuvo habitada por comunidades humanas miles de años atrás.