La vinaza, un residuo generado durante la destilación del agave en la industria tequilera, continúa afectando gravemente los cuerpos acuáticos en diversas regiones de Jalisco. Este residuo, con un alto contenido de materia orgánica, baja alcalinidad y gran demanda de oxígeno, ha contaminado ríos y arroyos en áreas como los Valles y Altos de Jalisco, generando serios impactos en la fauna acuática y el uso del agua para consumo humano y agrícola.
A pesar de su peligrosidad, las autoridades han fallado en implementar medidas efectivas para regular el manejo de la vinaza. En municipios como Tequila, se ha confirmado que varias destilerías siguen descargando este residuo sin tratamiento en arroyos cercanos, como el arroyo Atizcoa, lo que ha resultado en la muerte de peces y otras especies acuáticas. Los vertidos se realizan a través de canales al aire libre, lo que empeora la calidad del agua, que en su momento era utilizada para riego en los hogares de la zona.
El costo elevado de las plantas de tratamiento de vinaza es una de las principales razones esgrimidas por los productores para no adoptar sistemas de manejo adecuado. Las plantas requieren una gran inversión inicial y gastos continuos en mantenimiento, energía y personal especializado. Sin embargo, algunas destilerías han afirmado que diluyen la vinaza antes de verterla en los arroyos, aunque las autoridades locales responsabilizan a otras destilerías y a la población por la persistente contaminación.
Este problema de contaminación no es reciente. En 2021, un incidente en Ayotlán resultó en el colapso de una estructura de secado de vinaza, lo que causó el derrame de millones de litros en el arroyo Las Ánimas, afectando gravemente la presa de San Onofre y matando más de 100 toneladas de peces. Un caso similar ocurrió en 2011 en el río Tuxcacuesco, donde la acumulación de vinaza provocó una masiva mortandad de peces.
Ante esta crisis ambiental, el gobierno estatal ha reconocido la gravedad del problema. En 2022, el gobernador Enrique Alfaro prometió la construcción de una planta pública de tratamiento de vinaza, la cual debería estar en funcionamiento antes de que termine su mandato en diciembre de 2023. Aunque se espera que este paso facilite el tratamiento de estos residuos, la producción de tequila sigue en aumento. En 2023, la industria tequilera produjo alrededor de 600 millones de litros de tequila, lo que implica la generación de 6 mil millones de litros de vinaza, una parte significativa de la cual sigue sin ser tratada adecuadamente.
A medida que la producción de tequila crece, también lo hace el volumen de vinaza, y con ello, el desafío de encontrar soluciones efectivas para mitigar su impacto ambiental en Jalisco.