México ha dejado claro que no se convertirá en un “tercer país seguro” para los migrantes que pudieran ser deportados de Estados Unidos una vez que Donald Trump asuma nuevamente la presidencia el 20 de enero de 2025. Esta declaración fue realizada por la titular de la Secretaría de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, quien subrayó que el país solo se encargará de la repatriación de mexicanos, no de migrantes de otras nacionalidades.
La postura fue reafirmada por las autoridades mexicanas luego de las amenazas de Trump de llevar a cabo deportaciones masivas, una medida que podría impactar a miles de personas, especialmente aquellos migrantes de Centroamérica, África, Asia y otras regiones que han llegado a EE. UU. en busca de asilo o mejores condiciones de vida.
El proceso de asilo y repatriación
Según las declaraciones de Rodríguez, México está dispuesto a recibir y atender a los connacionales deportados desde EE. UU. en el marco de acuerdos bilaterales previos, pero reiteró que los migrantes de otras nacionalidades deberán pasar por el proceso de asilo en el país, el cual está regulado por las leyes mexicanas. La Secretaría de Gobernación explicó que quienes lleguen a México deben esperar a que se resuelvan sus solicitudes de refugio, cumpliendo con los procedimientos establecidos por la ley.
El gobierno de Claudia Sheinbaum también había anticipado este tipo de escenarios y manifestó estar preparado para recibir a los migrantes mexicanos en caso de que las deportaciones masivas se materialicen. La presidenta destacó que se están implementando medidas para garantizar un retorno seguro y con apoyo para los repatriados, aunque dejó claro que la situación de migrantes de otras nacionalidades deberá gestionarse en un contexto de respeto a la legalidad y los derechos humanos.
Preocupación ante una posible crisis migratoria
El regreso de Trump a la Casa Blanca y sus políticas migratorias radicales han generado inquietud tanto en Estados Unidos como en México. Las autoridades mexicanas temen que, en el caso de una ola masiva de deportaciones, las capacidades del sistema de albergue y los servicios de apoyo a los migrantes se vean desbordadas. A pesar de las tensiones, el gobierno mexicano ha reiterado su compromiso con el respeto a los derechos de los migrantes, pero también ha dejado claro que no será responsable de los trámites migratorios de personas no mexicanas.
La postura internacional
Este anuncio refleja la complejidad de la situación migratoria entre México y Estados Unidos, donde las políticas del gobierno estadounidense han sido criticadas por su dureza frente a los migrantes. Mientras tanto, México mantiene su política de asilo, que ha sido respaldada por organizaciones internacionales que abogan por una mayor cooperación y una gestión más humana de la migración.