La semana pasada, Palm Beach Gardens (Florida) fue testigo del debut de la TGL, una nueva competición de golf por equipos que cuenta con la participación de Tiger Woods y Rory McIlroy. Este torneo, que se juega en un simulador, marca un cambio significativo en el golf tradicional, ya que introduce una fórmula híbrida que busca atraer a un público más joven y familiarizado con la tecnología. Aunque la acogida fue notable, aún no se considera un fenómeno rotundo, pero es claro que está apuntando hacia un nuevo tipo de espectáculo deportivo.
Mirando hacia el futuro, la pregunta que surge es cómo será el deporte en 2050, un horizonte en el que la tecnología dominará el escenario. La realidad virtual y la inteligencia artificial jugarán un papel central no solo en el entretenimiento, sino también en la seguridad y el rendimiento de los atletas. La robótica y los avances en informática podrían sustituir gran parte del trabajo humano en las competiciones deportivas. Sin embargo, las proyecciones no son tan revolucionarias como parecen en las películas. “Todo cuanto ocurra ya lo hemos visto en el cine”, comenta Paco Arcas, doctor en Inteligencia Artificial de la Universidad Católica de Murcia (UCAM). La idea de los exoesqueletos, por ejemplo, podría volverse realidad en el futuro, pero la biogenética, a través de avances científicos, podría ser una alternativa más inmediata.
Además de los avances tecnológicos, los estudios con sensores serán esenciales para el futuro del deporte. María Cuartero, directora de UCAM-Sens, explica que la incorporación de sensores en la ropa deportiva permitirá monitorear la salud de los atletas en tiempo real, tanto en entrenamientos como en competiciones. El sudor, por ejemplo, se convertirá en una de las fuentes clave de información, ya que contiene elementos que pueden predecir la fatiga, el rendimiento y prevenir problemas de salud graves, como las muertes súbitas. Las pruebas de electrolitos, glucosa y cortisol ayudarán a reducir riesgos y optimizar el rendimiento deportivo.
Conclusión: La tecnología será el motor del cambio en los deportes en las próximas décadas. La combinación de realidad virtual, inteligencia artificial y sensores permitirá no solo mejorar el espectáculo, sino también proteger la salud de los deportistas, asegurando un futuro más seguro y eficiente para el deporte de élite.