Durante su discurso de investidura este lunes 20 de enero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al anunciar su intención de cambiar el nombre del Golfo de México por el de “Golfo de América”. Esta propuesta forma parte de lo que Trump ha denominado como el inicio de una “nueva era dorada” para su país.
A pesar de que el presidente de EE. UU. tiene la facultad de proponer el cambio ante la Junta de Estados Unidos para Nombres Geográficos (BGN) y utilizar internamente la nueva denominación, el cambio enfrentaría retos a nivel internacional. La Organización Hidrográfica Internacional (OHI), en su publicación oficial, reconoce formalmente el nombre de Golfo de México en su idioma original y lo utiliza en todos sus documentos y mapas oficiales.
Además, la presidenta Claudia Sheinbaum destacó que la ONU también reconoce este nombre oficialmente, lo que podría generar disputas diplomáticas. Un antecedente similar ocurrió con el Golfo Pérsico, donde países árabes se negaron a usar ese nombre, proponiendo en su lugar el de Golfo Arábigo. En su momento, la ONU reafirmó el uso del término Golfo Pérsico.
La propuesta de Trump podría desencadenar un debate internacional sobre la denominación geográfica de este cuerpo de agua, lo que probablemente llegaría a la ONU para su resolución.
