En el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, entre el ir y venir de transeúntes y el bullicio de los vendedores ambulantes, ha surgido una figura que ha captado la atención de ciudadanos y visitantes: “San AMLITO”. Esta representación de Andrés Manuel López Obrador, expresidente de México, se ha convertido en un objeto de culto simbólico que fusiona política y cultura popular.
Desde su retiro en Palenque, Chiapas, la imagen de López Obrador ha seguido presente en la sociedad mexicana. En mercados y puestos de souvenirs, es común encontrar su rostro en camisetas, tazas y muñecos. Sin embargo, la comercialización de una figura de yeso de aproximadamente 15 centímetros de altura, representándolo con una túnica blanca, descalzo, con una banda presidencial y un báculo, ha generado un fenómeno inusual en las inmediaciones de la Catedral Metropolitana. Su nombre: “San AMLITO”.
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Las figuras, vendidas por aproximadamente 200 pesos y colocadas sobre bases de madera con su nombre inscrito, han despertado curiosidad y fervor entre sus seguidores. Algunos comerciantes aseguran que “San AMLITO es milagroso”, lo que ha contribuido a su popularidad. Para algunos, la figura representa un homenaje simbólico al exmandatario; para otros, es un reflejo del impacto que su liderazgo ha tenido en la sociedad mexicana.
Junto con la figura, ha circulado una oración que mezcla sátira y devoción, pidiendo por la permanencia de su legado y por la protección de la población ante la corrupción:
- “San AMLITO: No nos dejes tan solitos”
- “San Andrés: Reéligete otra vez”
- “San Manuel: Tu pueblo te ama, no te separes de él”
- “San Peje: Cuida que la gente en las urnas no se equivoque”
- “San Obrador: Protégenos de los ladrones corruptos”
- “Señor López: Elimina a los vende patrias oligarcas”
- “AMLO querido: Te seguiremos recordando aún cuando ya te hayas ido”
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Esta oración, que se ha viralizado en redes sociales, concluye con una frase que encapsula el sentir de algunos sectores de la población: “Te brindaremos, Señor, esta humilde alabanza porque el pueblo se cansa de tanta corrupción”.
El auge de San AMLITO es una muestra del arraigo que López Obrador mantiene en la sociedad mexicana. Mientras algunos lo toman con humor y lo consideran una expresión de la cultura popular, otros ven en ello una señal de la polarización política del país. Lo cierto es que esta peculiar representación ha trascendido las calles de la Ciudad de México y se ha posicionado como un fenómeno mediático y social que sigue generando debate.