La tarde del 12 de julio de 2025, en Gettysburg, Pensilvania, un público expectante escuchaba atentamente a Dan Rivera, investigador paranormal y veterano del Ejército de Estados Unidos. Con la calma que lo caracterizaba, compartía historias sobre una de las reliquias más temidas del mundo oculto: la muñeca Annabelle, pieza de trapo que, según los relatos de la New England Society for Psychic Research (NESPR), ha estado ligada a fenómenos inexplicables desde finales de los años sesenta.

Rivera hablaba con pasión. Explicaba cómo la muñeca había llegado a manos de los famosos demonólogos Ed y Lorraine Warren, y cómo se convirtió en inspiración para la saga cinematográfica The Conjuring. Para los asistentes, era un privilegio escuchar de primera mano a un hombre que dedicó más de una década a investigar y exhibir reliquias que pocos se atreven a tocar.
Pero esa presentación sería la última.
Una muerte inesperada
La mañana siguiente, 13 de julio, trabajadores de un hotel en Straban Township encontraron el cuerpo sin vida de Rivera en su habitación. El investigador, de 54 años, había mencionado sentirse mal y decidió regresar solo a descansar después del evento.

La noticia corrió con rapidez: el hombre que presentó a Annabelle en Gettysburg había muerto de manera repentina. En foros y redes sociales no tardaron en surgir las teorías: ¿acaso había sido víctima de la maldición de la muñeca?
El 4 de septiembre, el forense del condado de Adams, Francis Dutrow, puso fin a la especulación: la causa del fallecimiento fue cardíaca y natural. Rivera tenía antecedentes médicos que coincidían con los hallazgos, y la Policía Estatal de Pensilvania confirmó que en la habitación no se encontró nada sospechoso. Annabelle, además, no estaba presente en el lugar al momento de la muerte.
A pesar de estas aclaraciones, el suceso quedó envuelto en un aura de misterio, alimentada por el simbolismo de su última gira junto a la famosa muñeca.
La polémica en Nueva Orleans
El caso de Rivera no fue el único episodio reciente que puso a Annabelle en el centro de la conversación. Dos meses antes, en mayo de 2025, la muñeca protagonizó un breve tour que incluyó una escala en Nueva Orleans.

El 13 y 14 de mayo, Annabelle fue exhibida en las oficinas de Ghost City Tours, atrayendo a cientos de curiosos. Pero los días posteriores ocurrieron hechos que desataron la imaginación de los conspiracionistas:
- El 15 de mayo, un incendio arrasó con la histórica Nottoway Plantation House, entre Baton Rouge y Nueva Orleans.
- El 16 de mayo, diez internos escaparon del centro penitenciario de Orleans.
Para muchos, las coincidencias eran prueba suficiente de que Annabelle había traído el caos a la ciudad.

“¿Por qué la movieron? Algunas cosas es mejor dejarlas donde están”, escribió un usuario en Facebook. Otro fue más directo: “No debieron haberla sacado de su encierro. Ustedes provocaron esto”.
La respuesta del custodio de Annabelle
Ante el revuelo, Tony Spera, yerno de los Warren y actual responsable del Warren Occult Museum en Connecticut, salió a desmentir cualquier fuga o pérdida de control:

“La muñeca nunca estuvo fuera de nuestro control. Tomamos precauciones extremas cada vez que se transporta. Siempre viaja con un sacerdote católico que la bendice antes, durante y después de cada recorrido”, aseguró a The New York Post.
Entre esas medidas se incluían cruces talladas en la caja de resguardo, aceite y agua bendita impregnados en la madera, y la compañía permanente del padre Bob, sacerdote encargado de realizar los rituales de protección.

Pese a las declaraciones, el rumor de que Annabelle había escapado y provocado desgracias se viralizó en redes sociales, fortaleciendo el mito que ha acompañado a la muñeca desde hace más de medio siglo.
Más que una leyenda
En medio de todo este ruido quedó la memoria de Dan Rivera. Para sus compañeros de la NESPR, su historia no debe reducirse a una muerte rodeada de especulaciones.
“Fue parte vital de nuestro equipo por más de una década, pero sobre todo fue un padre, esposo devoto y amigo leal”, señaló la sociedad en un comunicado.

Rivera será recordado como un hombre que transformó el miedo en curiosidad, que acompañó a familias en busca de respuestas, y que llevó al público a reflexionar sobre lo desconocido.
Su muerte, aunque natural, se convirtió en un nuevo capítulo dentro de la leyenda de Annabelle. Una muñeca que, pese a estar encerrada en una vitrina bendecida en Connecticut, sigue generando historias donde la línea entre mito y realidad se difumina cada vez más.