Washington, EE. UU./ 5 de marzo de 2025. – Elon Musk, el hombre más rico del mundo y responsable de reducir la burocracia en el gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, tiene una visión muy particular sobre cómo debería organizarse el trabajo.
En un mensaje publicado en X, aseguró que los empleados del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) trabajan hasta 120 horas semanales, más del triple de la jornada laboral estándar en Estados Unidos.
Pero Musk no solo promueve jornadas maratónicas: también ha llegado al extremo de invitar a los más inteligentes a trabajar sin cobrar.
“Necesitamos revolucionarios con un coeficiente intelectual muy alto dispuestos a trabajar más de 80 horas a la semana para recortar gastos”, publicó Musk en X.
DOGE es una oficina impulsada por Trump para eliminar lo que considera “ineficiencia y corrupción” dentro del gobierno federal. Aunque no existe un recuento oficial, algunos reportes sugieren que hasta 100,000 empleados públicos podrían haber sido despedidos desde la llegada de Elon Musk al cargo.
Para evitar la incertidumbre de los despidos masivos, unos 75,000 funcionarios han optado por aceptar indemnizaciones y renunciar antes de enfrentarse a las condiciones impuestas por el magnate.
Opositor declarado del teletrabajo, Musk ha llevado su rechazo al extremo. Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, una de las primeras medidas fue eliminar el trabajo remoto para los empleados gubernamentales, y Musk no tardó en reforzar esa política.
En empresas como Tesla y SpaceX ya había exigido al menos 40 horas presenciales a la semana y, en varias ocasiones, sugirió que dormir en la oficina era una opción válida para no perder tiempo en traslados.
Ahora esa misma filosofía se aplica en DOGE, donde Musk enfrenta dificultades para encontrar empleados dispuestos a aceptar sus condiciones. Según reportes, la agencia ha recurrido a contratar ingenieros de apenas 19 años para implementar recortes en distintas oficinas gubernamentales.
Paradójicamente, mientras Musk asegura buscar genios dispuestos a trabajar sin descanso ni sueldo, también ha recurrido a la intimidación masiva: hace una semana exigió a los 3.2 millones de funcionarios federales que le enviaran un correo detallando sus logros semanales, bajo la amenaza de perder su empleo si no cumplían.
Así, entre discursos de grandeza y medidas de presión, la “revolución del trabajo” de Musk avanza a fuerza de agotamiento y miedo.