Los primeros humanos y sus parientes cercanos, como los neandertales, han sido objeto de numerosos estudios sobre su comportamiento, creencias y relaciones sociales. Recientemente, un análisis de los entierros de neandertales y Homo sapiens en el Levante mediterráneo ha arrojado nueva luz sobre las prácticas funerarias de estas especies. Los arqueólogos Omry Barzilai y Ella Been, de las universidades de Haifa y Tel Aviv (Israel), respectivamente, publicaron sus hallazgos en la revista L’Anthropologie, sugiriendo que los entierros no solo tenían un propósito ritual, sino que también podrían haber sido utilizados para marcar territorio y reclamar recursos.
Durante la Edad de Piedra, los humanos, aunque mayormente nómadas, competían por espacios y recursos limitados. En este contexto, las cuevas y refugios rocosos eran refugios valiosos y, según los investigadores, enterrarse cerca de estos lugares podría haber sido una forma simbólica de establecer límites territoriales. Los neandertales y Homo sapiens solían enterrar a sus muertos en cuevas o cerca de ellas, y, aunque las prácticas eran similares, los estudios muestran algunas diferencias significativas entre ambas especies.
Por ejemplo, los neandertales enterraban principalmente a sus muertos en cuevas, mientras que los Homo sapiens tendían a hacerlo en refugios rocosos o terrazas cercanas. Además, aunque ambos grupos colocaban objetos personales o simbólicos como cuernos de animales o herramientas de piedra en las tumbas, los Homo sapiens también incluían objetos decorativos como cuentas de conchas, que podrían haber representado conexiones sociales o familiares.
El estudio también destaca que, aunque los neandertales y Homo sapiens eran seminómadas, es probable que ambos grupos regresaran a las mismas cuevas de manera estacional. Esto sugiere que el acto de enterrar a los muertos en estos lugares podría haber servido como una forma de reclamar o marcar esos espacios para futuras generaciones. Como explica Barzilai, “una cueva es un recurso valioso. Cuando las especies interactúan en estos espacios, están definiendo límites”.
La idea de que los entierros podían servir para reclamar territorio no es nueva. Algunos arqueólogos, como Graeme Barker de la Universidad de Cambridge, sugieren que este tipo de prácticas funerarias podría haber sido común entre los pueblos agricultores en períodos posteriores, pero ahora, este estudio amplía la idea a las primeras sociedades humanas.
Los investigadores señalan que, tras la desaparición de los neandertales hace unos 50.000 años, las prácticas funerarias de los Homo sapiens también desaparecieron, lo que podría indicar que los Homo sapiens ya no sentían la necesidad de marcar territorio una vez que desapareció su competencia. Sin embargo, los hallazgos siguen siendo objeto de debate, y algunos expertos como Barker advierten que las conclusiones deben tomarse con cautela debido a la limitada cantidad de sitios arqueológicos que permiten este tipo de comparaciones entre las dos especies.
En resumen, este estudio plantea la fascinante posibilidad de que los primeros rituales funerarios fueran más que un acto simbólico, funcionando también como un mecanismo para establecer y proteger territorios en un entorno competitivo y en constante cambio.