Con la llegada de la temporada invernal, el riesgo de infecciones respiratorias aumenta de forma considerable, especialmente por los cambios ambientales y de hábitos que acompañan al frío. Ante este panorama, la alimentación y el estilo de vida se convierten en aliados fundamentales para fortalecer el sistema inmunológico.

De acuerdo con la Mtra. Paulina Elizabeth Ochoa Moreno, profesora de la carrera de Ciencias de la Nutrición de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), durante el invierno el aire frío y seco reseca las mucosas de las vías respiratorias, lo que facilita la entrada de virus al organismo y reduce las barreras naturales de protección.
A esto se suma la disminución en la exposición al sol, lo que provoca una menor producción de vitamina D, micronutriente esencial para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. La especialista advierte que este déficit también puede impactar el estado de ánimo, alterar el sueño e incrementar el estrés, factores que influyen directamente en los hábitos alimenticios.
Durante esta época, es común que disminuya el consumo de frutas y verduras frescas, ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes. Además, la actividad física suele reducirse debido a las bajas temperaturas, mientras que la hidratación se ve afectada porque la sensación de sed disminuye y se reemplaza el consumo de agua por bebidas calientes con alto contenido calórico.

Todos estos cambios contribuyen a debilitar las defensas del cuerpo. Por ello, la especialista recomienda priorizar una alimentación equilibrada que incluya vitaminas y minerales clave. Entre ellos destaca la vitamina C, presente en frutas como guayaba, kiwi, fresa, naranja y mandarina; la vitamina A, que ayuda a mantener sanas las mucosas y se encuentra en zanahoria, camote, calabaza y verduras de hoja verde.
La vitamina D, esencial para el sistema inmunológico, puede obtenerse a través de pescados grasos como salmón, sardina y atún, así como de yema de huevo y lácteos fortificados. También es importante el consumo de zinc, presente en semillas, nueces, carnes magras y leguminosas, así como selenio, un mineral antioxidante que se encuentra en nuez de Brasil, pescado, huevo, pollo y granos integrales.
Aunque existen alimentos considerados remedios naturales para “subir las defensas”, la especialista subraya que su efectividad depende del contexto general de la alimentación, la salud y el estilo de vida, ya que por sí solos no garantizan un sistema inmunológico fuerte.
Finalmente, mantener una adecuada hidratación —preferentemente con agua natural o infusiones sin azúcar—, priorizar el descanso, evitar la automedicación y adoptar hábitos saludables de forma constante son medidas clave para enfrentar la temporada de frío.
Preparar el cuerpo con anticipación puede marcar la diferencia. La prevención, concluye la especialista, sigue siendo la mejor herramienta para cuidar la salud durante el invierno.