A poco más de un año del arranque del Mundial 2026 y en medio de un proceso de reconfiguración financiera, Emilio Azcárraga Jean concretó la venta de una parte de Ollamani, empresa que controla al Club América, el Estadio Banorte (antes Estadio Azteca) y terrenos aledaños, al fondo de inversión estadounidense General Atlantic.
La operación fue informada mediante un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), en el que se detalla la creación de una nueva entidad que será propietaria del Club América, el estadio y los activos asociados, bajo el nombre de Grupo Águilas, con el objetivo de impulsar una nueva etapa de crecimiento e innovación.

De acuerdo con el documento, Ollamani conservará el 51% de participación, manteniendo el control del grupo, mientras que General Atlantic adquirirá el 49%, lo que implica que casi la mitad del negocio quedará en manos de un fondo de inversión global con presencia internacional.

La alianza se estructuró sobre un valor empresa estimado en 490 millones de dólares, sujeto a los ajustes habituales al cierre de la operación, incluidos aquellos relacionados con la deuda neta de Grupo Águilas. Este punto cobra relevancia en un contexto donde el club y sus empresas enfrentan compromisos financieros, entre ellos la adquisición de deuda con Banorte para la remodelación del estadio rumbo a la Copa del Mundo, así como obligaciones fiscales pendientes con el SAT.
Pese a la entrada del fondo internacional, Ollamani confirmó que Emilio Azcárraga Jean fungirá como presidente ejecutivo de Grupo Águilas, conservando el liderazgo estratégico del proyecto deportivo y comercial.
En un comunicado paralelo difundido por el Club América, la directiva presentó la operación como una “alianza estratégica” que permitirá modernizar la experiencia del estadio, fortalecer la expansión global de la marca y preparar al club para una etapa de mayor competencia internacional, sin perder su identidad ni el control familiar.
La transacción marca un punto de inflexión en la historia del América, considerado durante décadas la joya del emporio construido por Emilio Azcárraga Milmo, “El Tigre”, y refleja un cambio profundo en la manera en que los grandes clubes mexicanos se insertan en el mercado global del futbol, justo en la antesala del Mundial que tendrá como sede principal a México.