Carlos González Martínez ha sido nombrado director de Cultura de Guadalajara bajo la administración de Verónica Delgadillo, quien se convierte en la primera mujer en la historia de la ciudad en ocupar el cargo de presidenta municipal. Con una destacada trayectoria en el ámbito cultural y de comunicación, González Martínez es un rostro conocido en el sector cultural de Jalisco.
Su experiencia incluye roles clave, como titular de Comunicación de la Coordinación General Estratégica de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, reportero especializado en cultura y director de Comunicación en la Secretaría de Cultura de Jalisco durante el gobierno de Aristóteles Sandoval. Además, ha colaborado con la Orquesta Filarmónica de Jalisco y el Ballet de Jalisco, lo que le otorga una visión integral del ecosistema cultural de la región.
En entrevista con medios de comunicación, González Martínez compartió sus impresiones sobre sus primeros días en el cargo y las acciones iniciales que ha tomado. “Llevamos 15 días en el cargo, ha sido un trabajo muy enfocado en lo administrativo y en recursos humanos, revisando y poniendo orden, pero también comenzando a delinear las líneas de trabajo”, comentó.
Con un recorrido profesional que se remonta a 2003 en el periodismo cultural, González Martínez ha tenido la oportunidad de conocer profundamente el tejido cultural de la ciudad y sus protagonistas. “Comencé en EL INFORMADOR, luego fui jefe de difusión cultural en el Ayuntamiento de Guadalajara, trabajando con Eugenio Arriaga y Myriam Vachez, y después en la Secretaría de Cultura del Estado”, recordó.
Uno de los ejes centrales de su gestión será promover la cultura como un pacto social, una herramienta para conectar comunidades y transformar el entorno. “El concepto de cultura del cual vamos a partir es totalmente colaborativo. No deberíamos discutir la cultura como un derecho, porque ese es nuestro punto de partida. Creo que toda política cultural debe pensarse como un nuevo pacto social”, explicó.
González Martínez enfatiza la necesidad de crear un modelo cultural inclusivo y participativo que no dependa únicamente del apoyo gubernamental, sino que busque asociarse con las comunidades y los gestores independientes, asegurando así un futuro cultural más dinámico y conectado.
