En una insólita disputa, un hombre y una mujer, Juan Antonio V. y Rosana Elizabeth L., se agredieron físicamente por la posesión de un comal. Esta peculiar guerra doméstica llevó a ambos a ser vinculados a proceso por la probable comisión de violencia familiar y lesiones, según informó la Fiscalía Especial Regional del Distrito IV.
Juan Antonio y Rosana, que en otros tiempos fueron un matrimonio feliz, decidieron seguir compartiendo casa en la colonia Santa Cecilia, en el municipio de Ocotlán, incluso después de su divorcio. Todo parecía marchar con normalidad hasta que, el 19 de febrero de 2023, a eso de las 19:00 horas, el comal se convirtió en el epicentro de una feroz discusión.
El problema comenzó cuando Rosana decidió llevarse el preciado comal a otro lugar, dejando a Juan Antonio al parecer con las tortillas sin calentar. Lo que empezó con unas cuantas palabras subidas de tono pronto escaló a una serie de insultos humillantes y denigrantes. No contentos con las agresiones verbales, la situación degeneró hasta que ambos se enzarzaron en una pelea a golpes, resultando con lesiones físicas y daños psicológicos, según los peritajes realizados.
La trifulca fue denunciada por ambos protagonistas, lo que llevó al Ministerio Público a abrir una carpeta de investigación. Tras reunir todas las pruebas, se judicializó el caso y recientemente el Juez de Control ordenó la comparecencia de Juan Antonio y Rosana, imputándoles los delitos de violencia familiar y lesiones dolosas.
El juez, al analizar los detalles del incidente, consideró que existían suficientes pruebas para acreditar la probable responsabilidad de ambos en el suceso. Así, los vinculó a proceso y les impuso medidas cautelares, prohibiéndoles cualquier tipo de comunicación y la aproximación a los lugares donde el otro se encuentre, durante seis meses.
Mientras la Fiscalía de Jalisco continúa con la investigación complementaria, queda claro que el comal seguirá siendo un objeto de cocina y no un trofeo de guerra. Esta historia nos recuerda que, a veces, los desacuerdos más insólitos pueden tener serias consecuencias legales. Y como moraleja: ¡nunca subestimen el poder de un comal en una disputa!
