La salud mental abarca el bienestar emocional, psicológico y social de las personas, influyendo directamente en cómo enfrentamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones. En un mundo cada vez más acelerado, las cifras de trastornos como la ansiedad y la depresión han crecido de manera preocupante, afectando a personas de todas las edades.
Un aspecto clave de la salud mental es su interacción con factores externos como el estrés laboral, los problemas familiares y las crisis económicas, que pueden desencadenar trastornos si no se abordan a tiempo. Sin embargo, sigue existiendo un estigma en torno a la búsqueda de ayuda profesional. Este prejuicio dificulta que muchas personas accedan a terapias, tratamientos o simplemente a espacios para expresarse sin juicio.
En el ámbito global, organismos como la OMS destacan que el cuidado de la salud mental no solo mejora la calidad de vida individual, sino que tiene un impacto positivo en las comunidades y la productividad económica. La inversión en educación emocional y la creación de políticas públicas enfocadas en la prevención son esenciales para construir una sociedad más resiliente y empática.