El consumo de marihuana, especialmente en jóvenes y personas con predisposición genética, podría estar vinculado al desarrollo y agravamiento de problemas de salud mental como ansiedad, depresión y psicosis, de acuerdo con diversos estudios médicos.
Investigaciones recientes destacan que el tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente psicoactivo de la marihuana, puede alterar los procesos químicos en el cerebro, lo que contribuye a desbalances emocionales y cognitivos. Aunque algunos consumidores buscan alivio temporal de síntomas de estrés o ansiedad, el uso frecuente podría intensificar estas afecciones a largo plazo.
Uno de los riesgos más destacados es la psicosis inducida por sustancias, especialmente en personas con antecedentes familiares de esquizofrenia u otros trastornos mentales. Además, el consumo en edades tempranas podría interferir con el desarrollo del cerebro, aumentando la probabilidad de efectos adversos.
Por otro lado, expertos señalan que no todas las personas que consumen marihuana desarrollarán problemas de salud mental, pero enfatizan la necesidad de consumir con responsabilidad y bajo supervisión médica en los casos donde se permita su uso medicinal.
Autoridades y profesionales de la salud recomiendan evitar el consumo recreativo en menores de edad y personas con antecedentes psiquiátricos, además de promover campañas educativas sobre los posibles efectos secundarios de esta sustancia.